
Epícteto: Manual de Vida 19
Los puntos de vista y los problemas de los demás pueden ser contagiosos. No cometas sabotaje contra ti mismo inconscientemente adoptando actitudes negativas e improductivas fruto de tu trato con terceros. Si te encuentras con un amigo descorazonado, un pariente afligido o un colega que ha sufrido un revés de fortuna, procura no verte superado por el aparente infortunio. Acuérdate de discriminar entre los hechos en sí y la interpretación de los mismos. Recuérdate esto: «Lo que hace daño a esta persona no es el suceso en sí mismo, puesto que otra persona podría no sentirse en absoluto oprimida por la misma situación. Lo que está haciéndole daño es la respuesta que él o ella ha adoptado sin ningún sentido crítico.» Contribuir a dar rienda suelta a obstinados sentimientos negativos no constituye una demostración de amabilidad o amistad para con las personas por quienes nos interesamos. Seremos de mucha más utilidad, tanto para los demás como para nosotros mismos, si permanecemos al margen y evitamos las reacciones melodramáticas. Con todo, si te encuentras conversando con alguien que está deprimido, lastimado o frustrado, muestra amabilidad y escúchale con compasión, pero no permitas que termine por desanimarte a ti también.